El anodizado del titanio es un proceso electroquímico fascinante y sencillo. Podemos controlar el grosor de la superficie del titanio sumergiéndolo en un electrolito y aplicando después una corriente eléctrica. Este grosor determina el color del titanio, que va desde los púrpuras intensos a los azules vibrantes.

El alodine, o conversión en cromato, es un proceso químico para tratar el aluminio y otros metales. Mejora la resistencia a la corrosión y proporciona una buena superficie para la adherencia. El proceso consiste en aplicar una capa química que reacciona con la superficie del metal y forma una capa protectora.

El fosfatado consiste en recubrir superficies metálicas con fosfato para prepararlas para su posterior procesamiento o acabado, como la pintura. Este proceso mejora la adherencia y la resistencia a la corrosión de pinturas, revestimientos y otros materiales. Sumergimos la pieza metálica en una solución de ácidos fosfóricos. Esta reacción entre los ácidos y el metal forma una capa protectora.

El E-Coating, o deposición electroforética, se refiere a un tipo específico de pintura aplicada a piezas metálicas. Consiste en sumergir las piezas en un baño de partículas de pintura suspendidas en agua. Al aplicar una carga eléctrica, las partículas de pintura se adhieren a la superficie metálica.

Para un acabado perfecto en el amolado de acero inoxidable, utilice el material abrasivo adecuado, como bandas de circonio o cerámica. Aplique una presión constante y mantenga la amoladora en un ángulo que evite el sobrecalentamiento.

Las rebabas metálicas pueden ser pequeñas y afiladas protuberancias en los bordes del metal tras operaciones de mecanizado como el taladrado o el fresado. Son trozos de metal que no se han eliminado limpiamente de una pieza. Pueden dejar un borde dentado o rugoso.