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¿Necesita aluminio resistente, fino y flexible para su proyecto? El proceso de laminación lo hace posible. Este método convierte el aluminio en láminas y placas que se utilizan en automóviles, edificios y embalajes. Veamos cómo funciona el proceso.

La idea es simple, pero los resultados son poderosos. Si conoce los fundamentos del laminado de aluminio, podrá tomar mejores decisiones y completar su proyecto sin problemas. A continuación te explicamos paso a paso cómo funciona.

Aluminio laminado

¿Qué es el laminado de aluminio?

El laminado del aluminio consiste en prensar lingotes o planchas de aluminio para darles formas más finas mediante rodillos giratorios. Dependiendo del método de laminado, el aluminio suele empezar como grandes bloques que se calientan o se mantienen a temperatura ambiente. A medida que los rodillos presionan, aprietan y estiran el metal, convirtiéndolo en láminas planas de grosor y tamaño precisos.

El proceso funciona según el principio de la deformación plástica. La fuerza supera el límite elástico del metal cuando el aluminio pasa entre los rodillos. Esto hace que la estructura interna se estire y comprima, creando un cambio permanente de forma. El laminado no sólo reduce el grosor, sino que también mejora la estructura del grano. Esto hace que el aluminio sea más resistente y le da un mejor acabado superficial.

Tipos de procesos de laminación

El laminado del aluminio puede hacerse a distintas temperaturas según el objetivo. Cada método modifica el aluminio a su manera, haciéndolo apto para otros usos.

Laminación en caliente de aluminio

La laminación en caliente tiene lugar a temperaturas muy elevadas, normalmente superiores a 400°C. Esta temperatura es superior al punto de recristalización del aluminio. A este calor, el aluminio se vuelve blando y fácil de moldear. Las grandes planchas o lingotes se calientan primero en un horno. A continuación, se pasan por rodillos que reducen su grosor paso a paso.

Este método permite realizar cambios significativos de tamaño y forma en una sola pasada. También mejora la estructura interior del metal, eliminando pequeños huecos y haciéndolo más flexible. El aluminio laminado en caliente suele servir de base para otros pasos, como el laminado en frío u otros trabajos de acabado. Se utiliza mucho para chapas, piezas de automóvil y piezas aeroespaciales en las que se necesita resistencia y facilidad de conformado.

Laminación en frío del aluminio

La laminación en frío tiene lugar a temperatura ambiente después de la laminación en caliente. En esta fase, el aluminio ya es más fino y manejable. Los laminadores en frío vuelven a prensar el metal para hacerlo aún más fino, liso y de tamaño más preciso.

Como no se utiliza calor, el aluminio se refuerza mediante endurecimiento por deformación. El resultado es un material más resistente, un mejor acabado superficial y un mayor control del tamaño. El aluminio laminado en frío se utiliza a menudo cuando la precisión y el aspecto son esenciales, como en electrónica, láminas de embalaje y hojas decorativas.

Proceso de laminación del aluminio

¿Cómo funciona el proceso de laminado del aluminio?

El proceso de laminado del aluminio sigue una serie de pasos controlados. Cada paso da forma al material hasta conseguir el grosor, la resistencia y el acabado superficial adecuados.

Paso 1: Preparación de lingotes o planchas de aluminio

El proceso comienza con grandes lingotes o bloques de aluminio fundido. Estos bloques son gruesos y pesados y no están listos para un uso industrial. Antes de laminarlos, los trabajadores los inspeccionan en busca de defectos superficiales y les recortan los bordes ásperos. En algunos casos, se mecaniza una capa superficial, un proceso denominado scalping, para crear una superficie limpia y lisa.

Paso 2: Calentar y acondicionar antes de rodar

Para la laminación en caliente, los desbastes se calientan en grandes hornos a más de 400°C. A esta temperatura, el aluminio se vuelve más blando y fácil de moldear. Es esencial un control cuidadoso. El metal debe permanecer por encima de su punto de recristalización pero por debajo de su punto de fusión. El calentamiento en este rango mejora la estructura del grano y reduce la tensión interna, lo que hace que el laminado sea más suave.

La laminación en frío no se calienta. En su lugar, el aluminio puede limpiarse o tratarse para eliminar óxidos, aceites u otros contaminantes de la superficie. Este paso garantiza una superficie lisa y evita que las imperfecciones se trasladen a la chapa acabada.

Paso 3: Rodar en varias pasadas

A continuación, los desbastes pasan por trenes de laminación con grandes rodillos giratorios. El grosor deseado no se alcanza en una sola pasada. En lugar de ello, el aluminio se somete a varias pasadas, en las que los rodillos lo hacen cada vez más fino y lo alargan hasta darle forma de lámina.

En la laminación en caliente, estas pasadas se realizan mientras el metal permanece caliente. Si el material se enfría demasiado, puede ser necesario recalentarlo. En el laminado en frío, las reducciones son menores por pasada. Esto hace que la chapa tenga un tamaño más exacto y una superficie más lisa.

Paso 4: Enfriamiento y tratamientos posteriores al laminado

Una vez terminado el laminado, el aluminio se enfría en condiciones controladas. Algunos productos se enfrían rápidamente para fijar su resistencia, mientras que otros se enfrían más lentamente para aliviar tensiones.

Tras el enfriamiento, puede haber tratamientos adicionales. El recocido se utiliza a menudo para restaurar la flexibilidad perdida durante el laminado en frío, dejando que se reforme la estructura del grano. Las chapas también pueden someterse a un acabado superficial, como recorte, limpieza o revestimiento, para prepararlas para su uso final.

Clasificación de productos de aluminio laminado

El aluminio laminado se presenta en muchas formas, cada una diseñada para usos específicos. El grosor, el tipo de aleación y el acabado determinan el comportamiento del material en la construcción, el embalaje, el transporte y la industria aeroespacial.

Comprender el calibre: De la lámina a la plancha

El grosor del aluminio laminado se mide en galgas o milímetros. El papel de aluminio suele tener menos de 0,2 mm de grosor en el extremo más fino. Se utiliza mucho en envasado de alimentos, aislamiento y electrónica.

La chapa fina de aluminio oscila entre 0,2 mm y unos 6 mm. Es habitual en paneles de carrocerías de coches, fachadas de edificios y carcasas de electrodomésticos. Las láminas son ligeras pero resistentes, por lo que resultan prácticas para productos cotidianos.

Las chapas de aluminio son más gruesas, generalmente superiores a 6 mm. Se utilizan en paneles aeroespaciales, construcción naval y maquinaria pesada. Las placas ofrecen mayor rigidez y durabilidad, lo que las hace adecuadas para piezas que soportan cargas elevadas o entornos difíciles.

Aleaciones estándar y sus aplicaciones después del laminado

Los productos de aluminio laminado rara vez se fabrican con aluminio puro. Se les añaden aleaciones para mejorar su rendimiento.

  • La serie 1xxx contiene aluminio casi puro. Es blando y resistente a la corrosión, lo que lo hace apto para equipos químicos y láminas.
  • La serie 3xxx incluye manganeso. Tiene mayor resistencia y se suele utilizar para tejados, revestimientos y latas de bebidas.
  • La serie 5xxx contiene magnesio. Ofrece una buena resistencia a la corrosión y una resistencia media, y se utiliza mucho en la industria naval y del transporte.
  • La serie 6xxx combina magnesio y silicio. Equilibra fuerza, resistencia a la corrosión y maquinabilidad, por lo que es popular en paneles de automoción y piezas estructurales.
  • Las series 2xxx y 7xxx ofrecen una resistencia a la fatiga y una solidez muy elevadas. Son habituales en la industria aeroespacial y de defensa, donde el rendimiento bajo tensión es fundamental.

Cómo funciona el proceso de laminado del aluminio

Acabado superficial después del laminado

Tras el laminado, el aluminio necesita a menudo un acabado superficial. El acabado mejora su aspecto, resistencia y rendimiento. Diferentes métodos protegen el metal y lo preparan para usos especiales.

Acabados Mecánicos

Los acabados mecánicos modifican la superficie mediante métodos físicos. Las técnicas estándar incluyen el cepillado, el lijado y el granallado.

Cepillado crea un aspecto mate y uniforme, a menudo utilizado en electrodomésticos y paneles decorativos. El lijado alisa la superficie y la prepara para revestimientos o tratamientos posteriores. Granallado Limpia y refuerza la superficie golpeándola con pequeñas partículas abrasivas.

Recubrimientos y capas protectoras

Los revestimientos protegen y prolongan la vida útil del aluminio. Anodizado es un proceso estándar que espesa la capa de óxido natural, haciendo la superficie más complicada y resistente al desgaste. También puede añadir color para decorar. Los revestimientos de pintura mejoran el aspecto y la protección, sobre todo en piezas de construcción y automoción. Recubrimiento en polvo proporciona un acabado duradero, resistente y uniforme, por lo que es muy popular para el equipamiento de exteriores.

Se necesitan capas adicionales en entornos más duros, como la industria marina o química. Revestimientos epoxídicos o revestimientos de conversión proporcionan una barrera adicional contra la corrosión. Estos acabados reducen el mantenimiento y mejoran la fiabilidad a largo plazo.

Pulido y abrillantado

Pulido hace que la superficie sea lisa y reflectante. Los abrasivos finos eliminan pequeños defectos y crean un acabado de espejo. Suele utilizarse en paneles arquitectónicos, luminarias y molduras decorativas.

El laminado brillante es otra forma de crear una superficie reflectante. La última pasada de laminado se realiza con rodillos muy pulidos. La presión y la superficie lisa del rodillo dan al aluminio un acabado brillante y resplandeciente. Este método es habitual en láminas de embalaje, reflectores y productos de diseño interior en los que la apariencia es esencial.

Aplicaciones industriales del aluminio laminado

El aluminio laminado se utiliza en muchos sectores porque es ligero, resistente y versátil. La forma -hoja, lámina o placa- decide su aplicación.

Automotor

En la industria del automóvil, el aluminio laminado reduce el peso del vehículo manteniendo su resistencia. Las chapas se utilizan para paneles de carrocería, capós, puertas y tapas de maletero. Las planchas se utilizan en piezas del chasis y la suspensión, donde la rigidez es esencial. Las láminas y chapas finas aparecen en intercambiadores de calor y aislamientos.

Aeroespacial

El sector aeroespacial recurre en gran medida a las planchas y chapas de aluminio laminado por su elevada relación resistencia-peso. Los revestimientos de los aviones, los paneles del fuselaje y las estructuras de las alas suelen utilizar aleaciones de las series 2xxx y 7xxx. Estas aleaciones resisten la fatiga y funcionan bien en condiciones extremas. Las chapas más finas se utilizan para tabiques de cabina, suelos y estructuras de asientos.

Construcción

Las chapas de aluminio son habituales en cubiertas, revestimientos, muros cortina y revestimientos exteriores porque resisten la corrosión y son fáciles de moldear. Las planchas se utilizan en estructuras, puentes y grandes proyectos de infraestructuras. El aluminio resiste la intemperie y dura más tiempo a la intemperie.

Bienes de consumo

El aluminio laminado está presente en muchos productos de consumo. El papel de aluminio se utiliza para envasar alimentos, aislar y realizar tareas domésticas. Las láminas forman piezas de electrodomésticos como frigoríficos, lavadoras y microondas. Los acabados laminados brillantes realzan el aspecto de aparatos electrónicos, utensilios de cocina y artículos decorativos.

Conclusión

El laminado de aluminio es un proceso flexible y ampliamente utilizado. Convierte el aluminio bruto en chapas, placas y láminas con dimensiones precisas, buena resistencia y superficies lisas. El aluminio laminado es ligero, duradero y de alto rendimiento, lo que lo convierte en una opción fiable en todos los sectores.

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Durante los últimos 10 años, he estado inmerso en diversas formas de fabricación de chapa metálica, compartiendo aquí ideas interesantes de mis experiencias en diversos talleres.

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Kevin Lee

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Tengo más de diez años de experiencia profesional en la fabricación de chapas metálicas, especializada en corte por láser, plegado, soldadura y técnicas de tratamiento de superficies. Como Director Técnico de Shengen, me comprometo a resolver complejos retos de fabricación y a impulsar la innovación y la calidad en cada proyecto.

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